PROVINCIA DE ALICANTE
Alicante es una tierra siempre atenta a las nuevas oportunidades. La del turismo la descubrieron bien pronto y con una gran claridad de ideas. En pocos territorios se ha sacado tanto partido de sus capacidades, en pocos lugares el visitante se encuentra tan bien tratado y rodeado de tanta excelencia.
Benidorm es quizá el destino turístico más conocido. Comenzó su desarrollo urbanístico a finales de los años 50 con una idea clara: convertirse en un gran centro de servicios turísticos. Los consiguieron.
Alicante, la capital, atesora una intensa historia en la que se combinan los bombardeos con la lucha por ganar terreno al mar. La historia y la prehistoria han dejado destacadas huellas en Alicante, la antigua Akra Leuka.
Altea, pueblo costero cuna de artistas, aprovecha la luz y las suaves elevaciones costeras para presentarse al mundo como una de las ciudades más bellas de la Costa Blanca. Muy cerquita, uno de los regalos de la naturaleza: el peñón de Ifach, en Calpe.
En Alicante encontramos la única isla habitada de la Comunitat Valenciana, Tabarca, donde si vas a disfrutar de sus cristalinas aguas es imperdonable perderse el Caldero tabarquino. El tiempo parece congelarse cuando atraviesas el arco de entrada del pueblo de Guadalest.
En la provincia encontramos ciudades emblemáticas como Alcoy, capital industrial y motor económico de primer orden, o Xixona, cuna del turrón.
El valle del Vinalopó nos ubica en la historia y en la producción de uvas y vinos. También conforma un espacio de gran concentración industrial. El Vinalopó recorre hasta cuatro comarcas alicantinas y marca la vida de ciudades tan conocidas como Villena, Elda, Preter, Elche o Santa Pola.
Si buscas contacto con la naturaleza, es necesario acercarse a la Sierra de Mariola, lugar donde reinan las plantas aromáticas.
Denia o Xàbia son ciudades sobradamente conocidas tanto por la calidad de sus servicios como por la gastronomía que regalan a sus visitantes.