La ermita de Santa Lucía en Alcalà-Alcossebre , donde la montaña besa al mar eternamente. Donde el visitante puede disfrutar de la playa y del interior. Donde los que vienen a relajarse pueden relajarse y los que prefieren actividad física pueden no parar: ciclismo de montaña, senderismo, buceo…
No es de extrañar, por tanto, que este lugar haya estado habitado desde antiguo y que el legado de miles de años se traduzca, en estos momentos, en una atractiva oferta cultural que enriquece aún más la variada oferta que Alcalà-Alcossebre pone a disposición de sus visitantes.
En la ermita de Santa Lucía, a 315 metros de altura y apenas a dos kilómetros del mar, se ubica desde 2019 el Centro de Interpretación Etnológica, un edificio de carácter municipal y completado por Fondos Feder y de la Diputación de Castellón, donde se explica y exponen los restos de los diferentes asentamientos que ha habido en lo alto de esta privilegiada montaña, desde donde puede dominarse todo el territorio circundante, tanto por mar como por tierra.
Esta posición de privilegio geográfico fue muy útil a nuestros antepasados, pero ahora mismo las personas del Siglo XXI pueden disfrutar de uno de los balcones más espectaculares de la Comunidad Valenciana, con unas vistas impresionantes que podremos contemplar con toda comodidad gracias al mirador que se ha construido.
Por los años 80 del siglo pasado, la sección arqueológica del Club de Montañismo Serra d’Irta descubrió los restos arqueológicos ubicados justo debajo del conjunto de la actual ermita.
Desde su inauguración, el Centro de Interpretación Etnológica de Santa Lucía se ha convertido en un gran atractivo de Alcalà-Alcossebre
Entre 2012 y 2018 se desarrollaron siete campañas consecutivas de investigación sobre el terreno, junto a los estudios complementarios del material recuperado. Todo ello permite reconstruir una apasionante historia que es la que se expone en el Centro de Interpretación Etnológica de Santa Lucía.
Así, ha podido determinarse que los primeros pobladores de la cumbre llegaron en la edad de bronce. Más o menos, hacia el 2140 antes de nuestra era. Se trataba de una población que, por los restos hallados, se alimentaba de cultivar la tierra, de pequeños mamíferos que vivían por los alrededores y de fauna marina. Una variada dieta, quizá un privilegio.
De ese entonces se han hallado restos cerámicos hechos a mano, algunos de ellos decorados, y piezas metálicas, en concreto de bronce, entre los que se encuentran puñales y punzones.
El final de esta primera ocupación llegó de forma abrupta: tras casi dos siglos de existencia, el poblado fue destruido por un incendio y sus últimos habitantes abandonaron el lugar hacia el 1950 ac.
Llegamos a los siglos VII y VI ac, o sea, hace unos 2.700 años. Es la Era del Hierro Antiguo y sobre las ruinas del antiguo poblado se construyó un nuevo asentamiento, caracterizado por casas de planta rectangular.
De especial interés resulta comprobar que se hallan restos de piezas cerámicas hechas a mano al parecer por habitantes del propio poblado, y piezas hechas con el torno que se han identificado como de origen fenicio. Ello viene a demostrar que quienes habitaron el entorno mantenían intensas relaciones comerciales.
En cuanto a piezas metálicas, destaca el hallazgo de piezas de oro, de uso ornamental. Eran artículos de lujo que, probablemente, se destinaban al comercio con los fenicios. Asimismo, se cree que en el poblado de Santa Lucía vivía gente con poder social.
Sin embargo, la historia se repite y un incendio acabó con este periodo de ocupación de la cima.
No sería hasta los siglos XI y XIII, coincidiendo con la presencia musulmana, que la cumbre volvió a estar habitada con carácter fijo. Se supone que los musulmanes la fortificaron (aún son visibles los restos de una torre y un lienzo de una supuesta muralla). De la época se ha conseguido recuperar el trazado de las casas, pero están en un mal estado de conservación, suficiente, sin embargo, para asegurar que, de nuevo, habitaron allí personas de un privilegiado rango social.
Toda esta historia se encuentra representada en la exposición del Centro de Interpretación Etnológica de Santa Lucia: maquetas de los diferentes poblados, piezas recuperadas durante las excavaciones arqueológicas, paneles explicativos y un audiovisual dan forma a un espacio museístico que ha demostrado ser de interés para los visitantes desde el mismo momento de su inauguración, en 2019. De hecho, las estadísticas indican que el número de visitantes va en aumento, a pesar de los condicionantes sanitarios que afectan al planeta.
De este modo, Alcalà-Alcossebre añade a su ya rico patrimonio un espacio de indudable valor que nos habla de la apasionante historia de la presencia del ser humano en la privilegia atalaya donde hoy se levanta el complejo de Santa Lucía.
En la misma Serra d’Irta nos encontramos con el castillo de Xivert de origen musulmán y posteriormente ocupado por los Templarios. Las obras de accesibilidad y adecuación del entorno hacen que esta espectacular fortaleza pueda ser visitada.
En el núcleo de Alcalà destaca la Iglesia Parroquial, con su campanario rematado por la figura de San Juan, la ermita del calvario y, en los alrededores, el Prigó del Rey.