OLIVA

Moros y cristianos: la batalla más festiva

La tradicional fiesta de Moros y cristianos regresa como cada año a Oliva durante el mes de julio. La celebración, declarada de Interés Turístico Autonómico, viene a recordar las batallas que se libraron siglos atrás durante la ocupación árabe y la posterior Reconquista o, en otros casos, las incursiones de piratas en las costas mediterráneas. La finalidad de esta celebración, en cualquier caso, es rememorar el legado de dos pueblos que han conformado nuestra historia.

Esta fiesta posee un gran recorrido, ya que tiene su origen en el siglo XVI. La fiesta de Moros y cristianos se celebra en numerosos municipios de la Comunitat Valenciana y en cada uno se dan sus propios rasgos distintivos. En el caso de Oliva, la fiesta se distingue por teñir la población de color con: teatro, música, animales exóticos, desfiles, carrozas… logrando, de este modo, un escenario visual espectacular.

Este evento, en el que pueden participar desde los más pequeños hasta los mayores, hace que se respire un espíritu de comunidad y festividad en toda la ciudad. Durante las fiestas, los participantes se dividen en comparsas en el lado moro o cristiano. Cada comparsa tiene una “cábila”, el lugar clave en el que sus miembros disfrutan de comidas, cenas, bailes y diversión. En las cábilas siempre está sonando música como marchas o pasodobles. Es común que los participantes de cada cábila se visiten entre ellos creando así grandes momentos entre amigos y generando un gran ambiente en las calles de Oliva.

 

 Este año 2022 la fiesta de Moros y cristianos de Oliva tendrá lugar del 21 al 24 de julio

El primer día de las fiestas, este año el jueves 21 de julio, es el dedicado al Pregón, que se lee en la plaza del Ayuntamiento. Es imprescindible en este acto la interpretación del mítico pasodoble “Oliva 1990”, verdadera seña de identidad musical de los Moros y cristianos de Oliva. La pieza es interpretada por todas las bandas de música participantes en el evento. Después, cuando cae el sol, se prepara la “Noche del Puchero”. Se trata de una cena tradicional en las cábilas, donde se degustan ricos platos de arroz caldoso con carne y verdura al ritmo de las charangas.

El viernes al atardecer desfilan los cristianos en una entrada cargada de luces y colores, de músicas enérgicas y rítmicas. Oliva es cristiana. Por la noche, mientras se espera el desembarco, hay una orquesta en la playa de la Mitja Galta hasta que, por fin, las tropas árabes llegan a la costa.
Ya es sábado y es la hora del desembarco. Comienza la batalla. La tradición ordena que el capitán del bando moro dirija unas palabras a su ejército y que un jinete las traslade al capitán cristiano a modo de intimidación. Esta batalla festiva acaba con la victoria del bando moro.

El sábado al atardecer se produce la entrada de los vencedores de la batalla, las tropas moras. Oliva se transforma y se viste con vestidos exóticos y música árabe. Los ciudadanos de a pie aplauden a los victoriosos en el pasacalle.

El desembarco del bando moro y los desfiles son los puntos culminantes de la celebración

Llega el último día, el domingo, el día de la reconquista del bando cristiano. Según la tradición, los miembros de las diferentes cábilas deben visitar las de sus contrincantes. Por la tarde hay un desfile infantil y posteriormente ambos bandos se reúnen ante el castillo, en el paseo, donde se disputa la última batalla y los cristianos logran la reconquista. Por último, las fiestas se cierran hasta el año que siguiente con un castillo de fuegos artificiales.

La tradición se cumple año tras año gracias al compromiso de los habitantes de Oliva, que en un alto porcentaje participan activamente en estas jornadas festivas.

La época que se revive en las fiestas de Moros y cristianos ha dejado su huella indeleble en la configuración de la ciudad. Así, Oliva cuenta con un castillo fortaleza ubicado en la parte alta de la ciudad, desde donde puede contemplarse todo el trazado urbano y edificios históricos.
De ese trazado urbano forma parte el raval morisco, compuesto por laberínticas calles, entre las que destaca la calle de la Hoz o el Tossalet del Doix, un mirador con excelentes vistas panorámicas.

Las fiestas de Moros y cristianos puede ser una magnífica excusa para conocer Oliva, que, además de ser un centro turístico de reconocido prestigio, es una ciudad histórica, como hemos visto, un centro gastronómico de alto interés y un polo de actividades deportivas de distinta índole. Todo ello enclavado en un entorno natural de gran belleza y variados paisajes que nos llevan desde el marjal (Parque Natural de Pego-Oliva) al monte, sin olvidar sus extensas y cuidadas playas.

Entre el 21 y el 24 de julio los centenares de componentes de las comparsas festeras de Oliva se esforzarán por ofrecer a vecinos y visitantes un gran espectáculo que solo puede surgir desde la tradición y el sentimiento: las fiestas de Moros y cristianos.