VILLENA

El tesoro más importante de Europa

Villena ocupa una encrucijada de caminos entre la Comunidad Valenciana, Murcia y Castilla-La Mancha o, en términos geográficos, un nudo de comunicaciones entre el litoral y la meseta, lo que ha marcado la historia de la capital del Alto Vinalopó.

Hoy se nos presenta como una población moderna y activa que ha sabido conservar su más que rico patrimonio y está interesada en preservar los tesoros que la Naturaleza le ha proporcionado. Con esa combinación de historia y naturaleza, de tradición y modernidad nos encontramos en una población donde el visitante va a poder realizar numerosas actividades al aire libre, conocer en profundidad un espectacular patrimonio y disfrutar de una excelente gastronomía.

Villena tiene a su alrededor varias sierras, entre las que destaca la Sierra de Salinas -frontera natural con la Región de Murcia- como zona con bosques más frondosos. Asimismo, cuenta con zonas de altura, como Morrón, Peña Rubia y, al sur, la Sierra de la Villa, que son terreno para los matorrales. En Villena se han declarado, igualmente, tres micro reservas de flora, lo que da idea del compromiso con la preservación del medio ambiente.

Un compromiso que no impide que en el municipio existan fórmulas para disfrutar del entorno natural. Las vías ferratas son rutas que combinan trayectos verticales con travesías horizontales. Están equipadas con grapas, parabolts, argollas, pasamanos, cadenas, cables y puentes colgantes. En Villena existen dos: la del Castillo de Salvatierra y la de la Sierra de la Villa.

Adicionalmente, Villena, considerada un altiplano de transición entre la meseta y el litoral con algunas estribaciones montañosas, es un lugar ideal para practicar el senderismo y el cicloturismo, existiendo rutas señalizadas para ambas prácticas. Destaca el segmento de los caminos del Cid y de Santiago que transcurren por el territorio, pero también será posible visitar enclaves preciosos (la Cueva del Lagrimal, los Hornos de Yeso…)

Patrimonio

Si al visitante le interesa conocer el patrimonio histórico y artístico, ha llegado a un excelente destino. Villena cuenta desde el 1 de diciembre de 1963 con un tesoro, que fue hallado por José María Soler. Compuesto por sesenta y seis piezas de diversos materiales e incluyendo cuencos, brazaletes, botellas adornos de oro y plata, permaneció escondido por más de 3.000 años y está considerado el tesoro más importante de la prehistoria europea.

Por si mismo, el tesoro justifica una visita a Villena. En la actualidad, puede contemplarse en el nuevo museo de la ciudad, el MUVI, que aglutina el importante legado prehistórico y etnográfico acumulado a lo largo de los siglos en el que es el segundo término municipal más grande de la provincia.

Otro punto de interés en el patrimonio villenense es el Castillo de La Atalaya, una fortaleza de origen musulmán (siglo XII) y que perteneció a las familias de los Manuel y los Pacheco. Estos últimos se enfrentaron a los Reyes Católicos y la fortaleza les fue arrebatada por la corona, tras un lago asedio.

El tesoro de Villena está compuesto por sesenta y seis piezas y se expone en el MUVI (Museo de Villena)

El castillo ha sido testigo de otros hechos de armas relacionados con las guerras de las Germanías, la Sucesión o la Independencia, como muestran los formidables impactos de artillería existentes y los grafitis de la torre, realizados por presos. En el Castillo de Villena llama la atención la pervivencia de elementos arquitectónicos islámicos en las bóvedas de los dos primeros pisos de la torre del homenaje, hecho harto infrecuente en los castillos españoles de origen musulmán.

Otro punto de obligada visita es la Iglesia de Santiago, de estilo de transición entre el Gótico y el Renacimiento como corresponde a su fecha de construcción (siglos XIV y XV). Desde el punto de vista arquitectónico destacan sus doce columnas helicoidales que dividen el templo en tres naves y girola, así como la portada, la sacristía y el aula capitular, ya de estilo plenamente renacentista.

Gastronomía

Conocer Villena en profundidad lleva tiempo y supone un importante esfuerzo que debe ser compensado disfrutando de una rica gastronomía, influida por ser el punto de conexión entre la Meseta y el litoral mediterráneo. Además, la rica huerta local proporciona ingredientes de calidad e imprescindibles para las recetas tradicionales.

En los platos de cuchara destacamos el tradicional gazpacho de Villena, que se cocina con pollo, conejo, robellones (níscalos), torta de gazpacho, caracoles y la característica pebrella, así como las pelotas de relleno que se suelen preparar durante las Fiestas de Moros y Cristianos y el triguico picao, que se cocina con trigo, cerdo, pencas, alubias coloradas y nabos.

Si se prefiere disfrutar de las tapas, hay que tomar nota: el zarangollo — una fritada que suele llevar calabacín, cebolla y tomate—, el embutido, el quesico frito con mermelada de tomate o las olivas partías son las mejores opciones.

Para los amantes del dulce, los sequillos, los rollicos de vino, los almendraos o las toñas son tesoros presentes en toda la ciudad.

La gastronomía de Villena está influida por ser un territorio de transición entre la Meseta y el litoral mediterráneo