REQUENA

Vino, gastronomía, cultura y naturaleza

Visitar Requena y no encontrarse con alguna celebración es tarea casi imposible, ya que uno de los términos municipales más extensos de España acoge nada más y nada menos que a veinticinco núcleos de población, aparte de la capital municipal propiamente dicha. Si tenemos en cuenta que cada una de estas pedanías tiene sus fiestas patronales, queda justificado por qué se dice que hacer coincidir la visita a Requena con algún tipo de celebración es relativamente fácil.

Y es que, al extenso calendario de las fiestas en los núcleos de población, hay que añadir las fiestas de Requena, entre las que destaca, lógicamente, la Feria y Fiestas de la Vendimia, que celebrará su septuagésimo cuarta edición entre el 23 de agosto y el 3 de septiembre. No puede ser de otro modo, ya que la viticultura es una actividad presente en el territorio desde la prehistoria, como demuestra el lagar rupestre del yacimiento de las Solana de las Pilillas.

La Feria y Fiestas de la Vendimia de Requena se crearon en 1948, aunque no fue hasta el año siguiente cuando se organizó ya con el formato y la ambición de constituirse en fiesta mayor. A lo largo de los años, las fiestas han ido creando sus señas de identidad y arraigando en la población.

 A lo largo y ancho de España, en otros lugares, se celebran fiestas relacionadas con la vendimia, pero la de Requena es la más antigua de ellas. Noches dedicadas al agricultor y al vino, la voluntad de hermanamiento con otras zonas y ciudades relacionadas con la viticultura y el objetivo de promocionar la cultura de la viña y el vino son los componentes esenciales de estas fiestas que se desarrollan en los tres barrios en los que tradicionalmente se divide Requena: la Villa, Peñas y Arrabal.

En el marco de estas celebraciones, desde 1991 hay que incluir a la Feria Requenense del Vino (Ferevin), que nació con el objeto de promocionar y favorecer los vinos de la comarca y se ha consolidado como una firme referencia para el sector vinícola y convertido en una de las muestras sobre vinos más importante de la Comunitat Valenciana

Sin duda, es una ocasión inigualable para conocer Requena y su profunda unión con el cultivo de la vid y la elaboración de sus frutos. No en vano, este es el municipio que dedica un mayor número de hectáreas al cultivo de la viña.

Requena cuenta con ocho establecimientos de diferentes características para ofrecer el alojamiento ideal a cada visitante

Sin embargo, Requena es una ciudad de corte medieval que es un destino apetecible durante todo el año y donde pasar un fin de semana puede convertirse en una aventura que nos llevará desde el subsuelo de la ciudad a la apasionante historia de su castillo y de sus barrios.

Requena tiene registrados muchos establecimientos abiertos al público. Incluye hoteles de varias categorías, un balneario, también alojamientos y hoteles rurales.

 

Actividades para realizar durante el fin de semana hay muchas, comenzando por conocer la propia ciudad de Requena y la red de bodegas que discurre bajo sus calles y sus casas, a las que se puede acceder desde la Plaza Albornoz.

El Enoturismo es una opción altamente interesante, tanto que hay hasta dieciocho bodegas que ofrecen actividades de distinta índole al público, siempre con un elemento en común: la elaboración del vino. Y para celebrar un buen vino, no hay nada mejor que acompañarlo de una buena comida y ello también es posible hacerlo en Requena. De su gastronomía son destacables los platos de cuchara (el arroz de matanza, el arroz en cazuela, las patatas en caldo, el potaje, el morteruelo y el gazpacho manchego) pero, sobre todo, hay que probar los embutidos.

Los embutidos de Requena tienen una gran tradición, de modo que incluso dan pie a una muy conocida Feria del Embutido de Calidad. Las especialidades más conocidas son la longaniza, el chorizo, la güeña, la sobrasada, el salchichón, el perro y la morcilla. La güeña y el perro se encuentran incluidos en el listado de productos artesanales de la Unión Europea.

La gastronomía requenense se complementa con platos como el ajoarriero, el morteruelo, el cachulí y los bollos con magras y sardinas. Y no puede faltar un toque dulce para los postres: el turroncillo, el pan bendito, los almendrados y las empanadillas de boniato o de chocolate son las especialidades más apreciadas.

Siendo como es profundísima la huella que ha dejado la viticultura en Requena (y en toda la comarca) no es la única. En el siglo XVIII la población vivió una época de esplendor gracias a la elaboración de la seda y testigo de aquella etapa es un interesantísimo museo con piezas casi únicas en Europa.

También es posible disfrutar del turismo activo y de amplios espacios naturales, así como conocer el resto del rico patrimonio histórico artístico del municipio. Es casi seguro que un fin de semana se te hará corto en Requena.

El perro y la Güeña, dos de las especialidades de los embutidos de Requena, son productos artesanales de la Unión Europea